¿Qué intervención se adapta a las necesidades del cliente?
Si el proveedor siempre ha entregado resultados de buena calidad, la acción pasiva en una o más variantes internas es suficiente para garantizar la protección del cliente contra defectos graves.
El segundo método de funcionamiento, Reflective, es más adecuado para productos en los que la empresa tiene suficiente confianza en el proveedor pero prefiere ser consciente de las condiciones de funcionamiento y poder interferir con el proveedor para mejorar los aspectos de menor rendimiento.
La opción de intervención activa garantiza la tranquilidad operativa a largo plazo. Se obtienen niveles de calidad, a menudo mejores que los obtenidos en la sede.
La aplicación de múltiples puntos de control implica costes imperceptibles sobre grandes volúmenes, y cuando toda la línea de producción del proveedor se adapta a las metodologías de nuestra competencia, a menudo correspondientes a las que se utilizan en el cliente, se pueden garantizar resultados, con un rendimiento cualitativo mejorado y estabilizado de los proveedores del cliente.
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